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La intoxicación por metales es un grave
problema, ya que hoy día se utilizan metales en: las amalgamas, pesticidas,
fungicidas, pinturas, disolventes, tintes, lacas, tejidos, utensilios
domésticos, cosméticos y otros muchos productos y además están en el aire que
respiramos, a consecuencia de la incineración de desechos industriales, el
humo de las fábricas y los coches, etc.
Eliminando Metales
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Los metales pesados son sustancias
verdaderamente peligrosas porque no se trata de que nuestro organismo no las
pueda metabolizar, sino que además tiene dificultad para eliminarlas, y de ahí
que se acumulen en los riñones, los nervios, la grasa, los huesos, la piel, los
pulmones, la tiroides o el cerebro, con todo lo que eso conlleva.
Se inicia con el protocolo B (protocolo básico) durante tres
semanas, y posteriormente se realiza una semana de descanso. Según el grado de
intoxicación, se repite el tratamiento durante unos tres meses en total. Los
valores deberían haber bajado entonces.
Para obtener valores fehacientes es mejor hacer una prueba en
sangre antes que la prueba del cabello, aunque hay que reconocer que esta
última, es mucho más económica. Dependiendo del tipo de metal, es necesario
llegar a una dosis más o menos alta, durante más o menos tiempo. El mercurio,
por ejemplo, tiene un potencial de oxidación de 0,82 en condiciones estándar.
El dióxido de cloro, al tener un potencial más alto, sí es capaz de oxidarlo,
para posteriormente ser expulsado por la vía urinaria.
Fuente: “La Salud Prohibida” de Andreas Kalcker
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